Falsas creencias sobre la violencia basada en género
FALSA CREENCIA
Hablar de violencia basada en género es una moda; ya no saben qué inventarse.
REALIDAD
La violencia basada en género es una realidad que tiene una historia muy larga en la humanidad. Lo que tenemos ahora es más medios para visibilizarla.
FALSA CREENCIA
Los hombres son toscos y bruscos, entonces es natural que no consideren a las demás personas antes de actuar.
REALIDAD
La violencia es una conducta aprendida, los hombres no somos violentos por naturaleza, tampoco somos “mas hombres” por ser agresivos.
FALSA CREENCIA
La violencia de género se da en comunidades pobre y entre personas sin educación
REALIDAD
La violencia de género se presenta en todas las clases socioeconómicas, niveles de educación y culturas. Lo que pasa es que las personas con mayores recursos tienen más medios para esconderla, además existen muchos prejuicios en contra de las personas con bajos recursos económicos.
FALSA CREENCIA
Los hombres siempre quieren tener relaciones sexuales a como dé lugar. Por eso las mujeres deben cuidarse y no provocarlos.
REALIDAD
Es una idea totalmente falsa que los hombres seamos, por naturaleza, “incontrolables” sexualmente. Recuerda: tener deseo sexual es normal, pero la violencia sexual no lo es. Nadie puede obligarte a tener contacto sexual bajo ningún pretexto, así como tú no puedes forzar a otra persona a tener contacto sexual contigo. Todas las personas que vayan a participar de una actividad que involucre un comportamiento sexual deben hacerlo con plena voluntad y en libertad.
FALSA CREENCIA
Es normal que entre parejas se digan cosas hirientes o insultos en pareja, o que se lancen cosas o golpeen paredes en momentos de enojo, sólo son desacuerdos que se arreglan con el tiempo
REALIDAD
Ningún comportamiento violento es normal o aceptable. Toda forma de violencia (no sólo la física) causa intenso sufrimiento en quienes la reciben directamente y a sus seres queridos.
FALSA CREENCIA
Los hombres que maltratan a las mujeres generalmente son alcohólicos o tienen problemas mentales.
REALIDAD
El maltrato de hombres hacia las mujeres no se da únicamente por consumo de alcohol (aunque esto sí puede desencadenar actos violentos) tampoco es un tema de tener problemas de salud mental, puesto que hay muchos maltratadores que no consumen alcohol y no tienen enfermedades mentales.
FALSA CREENCIA
Cuando las mujeres maltratan a los hombres, ahí sí nadie dice nada.
REALIDAD
La violencia puede ser ejercida por cualquier persona, independientemente de su género. Pero si miramos estadísticas veremos que las víctimas de violencia en razón del género en su gran mayoría son mujeres y las personas LGBTI, esto no significa que no haya hombres víctimas de violencia por parte de mujeres, sino que justamente por los estereotipos de género y el machismo muy pocos hombres reconocen que viven estas situaciones y buscan ayuda.
FALSA CREENCIA
Tocar las nalgas al disimulo o subirles la falda a las chicas, es un juego sin importancia.
REALIDAD
Tocar cualquier parte del cuerpo de una persona con una connotación sexual, sin su consentimiento es una forma de violencia. Por supuesto, esto incluye subir la falda o hacer cualquier cosa que afecte la intimidad personal, como grabar a una persona en una situación íntima sin su consentimiento pleno.
FALSA CREENCIA
Las chicas cuando les dicen NO a los chicos, sólo se están haciendo las difíciles.
REALIDAD
Cuando alguien realmente disfruta de tu compañía o de tu acercamiento te lo demuestra con entusiasmo y disfruta de tu presencia. Pero si te dicen que NO, entonces simplemente es NO.
FALSA CREENCIA
Ser gay o transgénero no es natural. No deberíamos aceptarlo, entonces es normal sentirse incómodo al respecto.
REALIDAD
La diversidad y el cambio son los pilares de la humanidad. El odio, la violencia y la discriminación son cosas que se aprenden a partir del miedo a las diferencias y para no cambiar la manera en la que funciona la sociedad en general. Por ello, no debemos justificar actos de discriminación o violencia, recuerda que todas las personas tenemos el derecho a una convivencia armónica y a ser respetadas y valoradas siempre.
